domingo, 8 de mayo de 2011

“Judíos y palestinos ¡basta ya!

SIGLOS DE ODIO
Imágenes, y más imágenes de acción
Calles, sembradas de angustia ante nuestros ojos
Retrasmitiendo la caja de la distracción,
mi corazón roto, al ver tantos despojos.

Brisa de odio y pólvora, llama mi atención
“Amargo otoño”, melancólico y triste
Asfixiantes vapores, ¡nos inyectan el dolor!
¡Ho…! Tierra fértil, ¿en que te convertiste?
En triste e inocente amapolas sin color

Después de tantos siglos, ¡Padre, mira tú creación!
El dolor y egoísmo, siegan sus verdes vidas.
Como a la dorada espiga, “siega el tizón”
Madres y abuelas corren despavoridas,
al perenne muro, a rezar una ¡oración!

Nos llegan imágenes, y más imágenes
en las horas calma, sitian mi corazón
Se me encoje el estomago, viendo a los adoquines
Ebrios de sangre, desahuciando a la razón

Chacales hambrientos, que se mofan de carroña
Lobos sedientos de dominios, imponen su poder
De una vez, dejad de generar tanta ponzoña
y un nuevo horizonte de cordura emprender.

¿Tan débil fue la semilla que nos legaste?
Que te devolvemos viva cosecha de estupor.
¿Donde está, ese amor, que en tierras áridas
engendraste?
Solo queda en nosotros, horror y pavor
Y en el desván del recuerdo, ¡tu estandarte!

Judea, vuestro pueblo, la ambición les cegó
¡Siglos de sangre derramada bestialmente!
Que la luz del mundo, al olvido entregó
Quedando un mar de llantos deambulando
Ciegamente.

¡Jerusalén, de que poco sirvieron las huellas
de esos pies cansados ,que, pueblo tras pueblo cruzó
Inyectando al mundo palabras tan bellas
Que por el mar del tiempo hasta mi alma naufragó.

Palestinos, trashumante noria de la vida
Cansados espíritus nómadas del desierto
en busca de ésa fértil tierra prometida.
Cuantas noches sin lunas, en descontento
esperando que la esperanza sea cumplida


Marchó a descansar el otoño horrorizado
Dejando tras de sí, aire de amargura y lagrimas
Engalanado de eufórico rojo viciado
Con pólvora de odio matándose las almas

Llegó el crudo invierno con sus heladas
Aun siguen entre el ripio, perdiendo sus vidas
Enloquecidos dejan sus corduras ancladas.
Judíos y palestinos, deteneos remendar las heridas
¡Enterrad los odios!, dejad las mentes sosegadas
Dejad pasar a vuestros corazones, floridas
Primaveras, que desde el fondo os son reclamadas

Hombres, todos sentaos
A la mesa del amor
De sus deliciosos manjares comed
Vuestro espíritu, gozará con ardor
La sosegada paz que tanto reclamó

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