martes, 26 de octubre de 2010

La tierra, madre triste y alicaída

Nuestra pura y fértil tierra,
amor de donde provenimos
hasta el día en el que seamos llamados por ella.
Cansados de andar caminos
peregrinando por el mundo,
tornamos a sus entrañas, su morada bella.

Nuestra madre, fructífera tierra,
hermosa y ardiente mujer
tambaleándose está la belleza de su karma.
¡Lagrimas de sangre! vertiendo está
su corazón lleno de dolor
por la maligna humanidad que destroza su alma.

¿Por qué rasgaron tus vestiduras
dejando tus huesos sin hojas?
El color de tus mejillas, lo ahogó la polución
originada por la codicia materialista y mezquina
de gente llena de vileza hacia la destrucción.

Marchitó el atuendo de tus huesos
alicaídas ramas tus brazos.
El aliento a pólvora se adentró en tus entrañas.
Veo rodar la justicia en el suelo
por la triste y endiosada injusticia,
atrapando la pureza con malas artimañas.

Así queda... la madre natura,
sin arco iris en su vestiduras.
Se lo arrebató la maldad de la humanidad.
Quedó árida y abatida
por los seres sin escrúpulos,
que dominan y maltratan nuestra sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario